26 edición de los Premios Goya

Una nueva edición de los Premios Goya, un año más la fiesta del cine español.

Fiesta la que debió de haber en el backstage visto el twitter de algunos de los actores que allí estaban, porque lo que se dice en el escenario, fiesta, poca.

Gala aburrida, sosa y larga. No se veía el final ni con prismáticos. El arranque ya estuvo desafinado y así continuó la gala, desafinada con momentos de afinación.

El numerito musical del comienzo nos lo saltamos y el monólogo de Eva Hache, pues igual también. Tanta crisis y tanto hablar de política ya cansa.  No entiendo como no estaba ahí Santiago Segura, el mejor discurso de la noche. En su intervención habló de cine y diciendo verdades como puños. ¿No se trataba de eso? Al menos de lo primero, ¿no?

El discurso de la Academia a tres bandas este año, no aportó nada nuevo. ¿Le daba miedo a Enrique González Macho salir solo a la palestra? Parace que sí porque  le brillaba la frente, ¿sudor frío o fiebre? Hablar de internet y cine español en la misma frase es un error, aún no se pueden unir porque no existe dicha unión. Primero tengamos público en internet y luego ya hablemos. El discurso a tres no me gustó, diferentes ritmos, cadencias, cortes. Con demasiadas indirectas al Ministro de Cultura, no sé, que se tomen un café o marquen una reunión y hablen de sus cosas. ¿Ayer era el momento de las peticiones? De acuerdo que hay que mirarse al espejo cada día y preguntarse si lo están haciendo bien, pero como lo repiten tanto, el espejo o no lo encuentran o se ha roto, porque no veo ningún cambio para hacerlo bien y eso, para mí, además de buenas historias, es acercar y llevar esas historias al público.

Y después del discurso, lo que dijo Eva Hache ¿estaba ya escrito? Es decir, ¿ya sabía que el discurso iba a ser aburrido? ¿O estuvo  mirando el twitter? Por cierto, que el momento twitter inventado de la gala se lo podían haber ahorrado. ¡Cutre! Si realmente quieres hablar de twitter, saca lo que realmente se está diciendo. En fin. Como siempre, es un querer y no poder.

Terribles los vídeos con los consejos de Cayetana Guillén Cuervo. De vergüenza ajena, mucha. Esos consejos, si eran, como así parecía, para los nominados, presentadores, pues sobraban el día de la gala. Se tendrían que haber dado antes. Más que nada porque así se hubiera corregido lo que dichos consejos querían enmendar. Aunque, de todas fornas, a los que iban dirigidos me da a mí que les importaban más bien poco y se los van a saltar siempre. Para eso es su noche, ¿no?, y en parte tienen razón. Así que, ¿para qué tenemos que tragarnos los espectadores unos consejos que con nosotros no van y a los que van dirigidos, poco o nulo caso van a hacer? Unos minutos de duración de gala nos habíamos ahorrado.

Lo mejor, las incursiones que hizo Eva Hace en las películas nominadas. Muy buenas. Pero esto no es de la gala, se grabó en estudio. No cuenta como punto para la misma.

Alberto Iglesias,  el  rey de la banda sonora

En cuanto a los premios, me dio la sensación de que se buscó la igualdad y se consiguió. Premios muy repartidos, aunque sí, el premio a mejor película y director fue para No habrá paz para los malvados, de la que aquí, ya dimos nuestra opinión, sin equivocarnos en el tema premios. Con el tema Almodóvar algo habría que hacer, otro querer y no poder. Su película era mi favorita, porque es arriesgada y diferente.

Emocionado abrazo de María y Paco León

En la hora agradecimientos, las mujeres, las que mejor. María León, Ana Wagener, Elena Anaya e Isabel Coixet. Especial mención para una valiente Silvia Abascal, una luchadora.

Silvia Abascal de Lorenzo Caprile

En la alfombra roja, aciertos y desaciertos y una ausencia, Maribel Verdú. Nuestra elección:

Elena Anaya de Lavin

Blanca Suarez de Blumarine

Leonor Watling de Miram Ocariz

Manuela Velasco de Carolina Herrera