Nina vuelve a su pueblo después de muchos años. Su único equipaje es una escopeta...
Nina es inquietante en su comienzo. Nos mantiene alerta y con ganas de querer saber más. Con un sabor entre Hitchcock y Almodóvar. Patricia López Arnaiz hace que nos interesemos por saber de esa Nina cuando vivía en el pueblo y de la Nina que ha regresado.
Una cuenta pendiente con un tipo poderoso que también acaba de regresar al pueblo y que marcó su adolescencia y vida para siempre ante el silencio del resto de amigos, familia y habitantes. Todos sabían lo que había pasado pero nadie alzó la voz.
Víctimas silenciadas por una sociedad pasiva ante los abusos.
Quizá le sobran algunas escenas y le faltan otras junto a un final que le falta ser más redondo.