Nellie LaRoy y Manuel Torres, Manny, tienen un sueño. Ese sueño es participar en el mundo del cine. Y lo conseguirán y tendrán que vivir el cambio del cine sonoro al cine mudo con todo lo que ello implicará.
La nueva película de Damien Chazelle es un exceso de amor por el cine. Un exceso que a muchos se les atragantará. Y es que todos los calificativos se quedan cortos: descomunal, extravagante, bacanal, grande, salvaje, …
Y así es Babylon. Una película que nos lleva a los excesos del cine en la época de finales de los años 20. Con productores y actores que ganaban y gastaban grandes cantidades de dinero en hacer cine y en pasárselo bien, a su manera.
Un mundo que se vio obligado a cambiar cuando llegó el sonido. Y muchos no supieron o pudieron adaptarse.
Damien nos cuenta esto a través de varios personajes, de su subida y su caída, de su éxito y su fracaso. Y como Damien sabe y conoce tanto el cine, Babylon está lleno de referencias, de guiños y además está revestida de buena música.
Quizá no guste a todos, sobre metraje, excesos, pero ahí está la nueva apuesta de este director que hace lo que quiere y nos envuelve en su amor por el cine.
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