Pepa y su hija pequeña Leila viven con su amiga Ade. Cuando Ade las echa de casa, Pepa y Leila tendrán que enfrentarse al día a día y todos los problemas como dónde pasar la noche, al mismo tiempo que empiezan a conocerse y a reconocerse.
Júlia De Paz pone a la maternidad en primer plano. A la maternidad menos deslumbrante y bonita. A ser madre sola, sin quererlo, sin medios, sin tiempo para crear vínculos.
La película no juzga a esta madre. Sería fácil hacerlo. Expone el presente y deja una puerta abierta a que ella se perdone.
Tamara Casellas está tan creíble en el papel de Pepa que piensas que estamos hablando de su propia vida. Lo mismo el resto de secundarios que consiguen de esta ópera prima una historia creíble y audaz con lo que plantea.
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