Edee quiere desaparecer. No puede seguir como hasta ahora. No conecta con nada ni con nadie. Así que con unos cuantos víveres decide alejarse de todo en una cabaña de un bosque en las Montañas Rocosas. Allí la Naturaleza la interpelará para morir o vivir.
Hay películas que llegan y que conectan y En un lugar salvaje lo hizo. Me sentí muy unida a Edee, a su estado de ánimo y a su huida.
Una historia sobria, llena de sentimientos y de hermosos paisajes. La Naturaleza siempre tan poderosa. No sabe de estados de ánimo, de sufrimientos o salvaciones. Ella está ahí y ya. O te adaptas o mueres. No busques tibieza ni treguas.
Y Edee no calculó nada de esto. Quería alejarse de todo y todos pero para sobrevivir necesita la mano amiga de un humano, esos de los que quiere huir, también herido y quizá por ello pueda convertirse en su salvador. Maravilloso Demian Bichir en el papel de Miguel, esa mano amiga que no pregunta y que acepta.
Una película de conexión con nosotros, con la Naturaleza, siendo más conscientes de todo, ¿de lo que importa? De lo que tenemos.
Robin Wright supera con creces su primera ópera prima. Y es un placer verla también delante de la cámara. Su serenidad y belleza convencen.
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