Belén Diz Juncal vive en Pontevedra, Galicia. Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Vigo y posteriormente titulada en el máster de Álbum Ilustrado y Animación Audiovisual en la misma universidad, esta joven ilustradora se dedica a consumir bolígrafos, rallando en un papel infinidad de realidades que pretenden completar la suya propia.
No podría decir cuándo decidí dedicarme al arte porque no recuerdo siquiera plantearme otra cosa, pero la decisión de ilustrar llegó durante la carrera, después de percatarme que ninguna de las modalidades que había estudiado me completaba realmente. Lo único que Belén tenía claro era que quería contar cosas a través del dibujo, y aunque el dibujo siempre fue considerado un arte menor, sobre todo la ilustración, decidió profesionalizarse en el máster de Álbum Ilustrado y Animación Audiovisual con la esperanza de encontrarse a mí misma, y así fue.
Su trabajo engloba diferentes temas y disciplinas, entre las que destacan la idea de infancia, el cuerpo y el hogar como refugio, en la que se pretende representar ese espacio que nos hace sentir seguros por medio de escenas donde el propio cuerpo, la mirada y el contexto reflejan un imaginario construido a partir de recuerdos, sensaciones y sentimientos. La intención es traer al presente ese refugio de la infancia que en la madurez resulta inalcanzable a partir de un acercamiento a la intimidad de los sujetos retratados, extrayendo esos momentos puntuales del ámbito privado y la memoria para volverlos algo tangible.
Rescatando la importancia de estos elementos, esta artista representa, por otra parte, la belleza y sensualidad de la mujer a través de escenas caracterizadas por una profunda carga erótica. El propósito es resaltar la importancia del instante único, aludiendo a la individualidad del sujeto a través de un juego en el que el espectador se sumerge simultáneamente en situaciones a las que aparentemente no ha sido invitado pero que sugieren todo lo contrario, siempre dentro de ese marco erótico.
Todo esto mediante dibujos de corte realista, con un cuidado meticuloso respecto a la técnica. Luces y sombras, enfoques y desenfoques que seducen pero que también hacen reflexionar sobre la realidad representada, que invitan a imaginar qué es lo que ocurre antes y después, pues a pesar de que la representación es figurativa, no por ello va a implicar mayor evidencia.
Mucha gente cree que la inspiración viene porque sí, que te despierta a medianoche y te dice “ahora es el momento”, pero yo creo que la inspiración siempre está ahí, sólo tienes que sacarla, y la mejor forma de que eso ocurra es que te sorprenda trabajando. Hay muchas cosas que le inspiran, desde una mirada, a sus propios sentimientos, que siempre son una fuente honesta, o a la infinidad de ilustradores de los que, gracias a las redes sociales, herramientas imprescindibles de trabajo, se pueden disfrutar con facilidad. Destacaría la técnica y obra de Conrad Roset, por mencionar a uno de los muchos que admiro.
Belén dibuja para ella misma. Resulta, de alguna forma, terapéutico trasladar lo que uno siente al papel, y qué mejor si eso logra hacer sentir a los demás. Siempre dio por hecho que sus ilustraciones estaban destinadas al público juvenil, pero la ha sorprendido gratamente ver que llegan a todo tipo de público, no me atrevería nunca a excluir a uno en particular.
Belén dibuja en su estudio y tanto como puedo. Me bloqueo con más frecuencia de la que me gustaría y debido a eso paso largos periodos sin dibujar, de ahí que destaque la importancia de trabajar se sienta uno inspirado o no. Este año me he propuesto (y recomiendo) llevar un cuaderno de campo siempre conmigo para hacer al menos un dibujo al día, aunque sea un simple boceto.
Su último trabajo, el más personal y el que más le representa, es “Cero”, un álbum ilustrado que gira en torno a la idea de la infancia, el cuerpo y el hogar como refugio. Es un viaje a otro tiempo, un recopilatorio de recuerdos, de esos elementos que nos hacían sentir seguros en el pasado (un lugar, un sentimiento, una persona…) y de la imposibilidad de alcanzarlos en la madurez porque hemos evolucionado, no somos ni sentimos de la misma forma. Incluye textos también escritos por la propia Belén.
En el extremo opuesto se encuentra “Azul”, un proyecto de ilustración que tiene por temática el erotismo y cuya intención es resaltar la importancia del instante e invitar al espectador a cuestionarse el antes y el después. Mediante juegos de luces y sombras, se representan escenas de profunda carga erótica donde el cuerpo es el protagonista.
Ha participado en diferentes exposiciones colectivas relacionadas con la ilustración, los libros de artista y trabajos audiovisuales, así como comisariado otras de temática similar, pero nunca ha tenido interés por ese aspecto del arte, por lo que abandonó la práctica y en los últimos años se ha centrado en su formación como ilustradora y en la creación de publicaciones (autoediciones) de algunos de sus trabajos.
Pese al auge que se ha producido durante los últimos años en el mundo de la ilustración, las oportunidades son escasas y, en su opinión, se concentran en núcleos como Madrid o Barcelona. Es muy complicado hacerse un lugar, y lo es más desde una comunidad que no comparte ese movimiento cultural. Creo que todos coincidimos en que dedicarse al arte no es algo sencillo, pero, en cualquier caso, mi intención es ser fiel a lo que me mueve y seguir creando a través de la ilustración.
Su ilustración favorita es la portada de “Cero”, con quien comparte el nombre. Hay mucho sentimiento en ella y para mí refleja, a través de un aura de ensoñación y calma, un final y un comienzo.
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