Dharma Devotion ofrece creaciones artesanales que abarcan tanto la bisutería con materiales muy variados, casi siempre naturales, como las joyas hechas con técnicas orfebres en plata y otros metales, y complementos originales y coloridos con una buena base textil y arte, sobre todo dibujos, realizados a mano alzada.
La marca nace en
2012
de la mano de Marta Sarasuati, nombre artístico de Marta Fernández Calduch, nacida en Madrid en 1977.
Tras estudiar Bellas Artes, Marta dio muchas vueltas hasta descubrir que la joyería era lo que más le atraía. Sufrió diversas crisis que le hicieron cambiar de dirección repetidas veces. Trabajó un tiempo de manera convencional, pero no me llenaba. Y, tras una larga búsqueda de si misma, en 2009 le llegó la oportunidad de comenzar un proceso de sanación, gracias al que ha podido, entre muchas otras cosas, desarrollar un recorrido profesional que, por primera vez en mi vida, siento coherente conmigo.
Se decidió por la joyería porque sentía que con ella podía aplicar su creatividad con total libertad, jugando como si fuese una niña, buscando siempre la originalidad, utilizando
materiales y técnicas
muy variados, que me permiten improvisar a menudo, a la vez que me aportan la confianza de estar usando procedimientos y materias primas que existen desde hace milenios. También, sentía que necesitaba trabajar de manera tridimensional, utilizando todo su cuerpo al trabajar, ya que sólo con el arte bidimensional o conceptual me sentía demasiado limitada. De todas formas, sigue compaginando la creación en diversos ámbitos, ya que sigo sintiendo en ocasiones la necesidad de dibujar o escribir. De hecho, ¡he publicado mi primer libro ilustrado! Además, aparte de las infinitas posibilidades simbólicas que me permite la creación de joyas, el que pueda tener un uso
práctico, y no sólo estético, para mí es fundamental.
Los pendientes son una de sus piezas favoritas, de la que tiene más producción. También realiza collares, colgantes, pulseras y anillos, además de eventualmente broches, llaveros, tocados, diademas,
pasadores de pelo, y hasta
bolsos, atrapasueños, cuadernos, cuadros, postales...
En la bisutería utiliza mucho el hilo natural de cáñamo y lino con tintes ecológicos, el algodón, la seda o el cuero, muchas veces reciclados, con cuentas de todo tipo de materiales naturales, como la madera, el hueso, el coco o las semillas y también el cristal, la cerámica o los minerales. Además, las plumas de aves que ella misma recoge y limpia, son uno de mis materiales fetiche. En metales, uso plata, el cobre, el latón y la alpaca, gran parte de ellos, reciclados.
Marta trabaja en su taller, que está en su propia casa. Tengo varias zonas de trabajo, y en concreto la de joyería, cada vez mejor equipada, con mayor seguridad y un sistema de extracción de humos profesional que he instalado hace relativamente poco, y que todavía no he sacado tiempo para ponerme intensamente a aprovecharlo. Por lo que, previsiblemente, en lo sucesivo cada vez habrá más joyas de metal...
Marta trabaja normalmente por inspiración, realizando tanto colecciones como piezas únicas. No suelo planificar demasiado, sino que baso mi trabajo en la espontaneidad. Eventualmente, los clientes me contactan para encargarme piezas personalizadas, que me encanta realizar, dando vida a vuestras ideas... Su inspiración proviene de muy diversos ámbitos, aunque quizás lo que más le llena es la naturaleza. Pero no tanto el reproducir una imagen de algo natural, como sentir que creo del mismo modo que la propia naturaleza lo haría: desde el instinto, la vulnerabilidad y la pasión. Para permitir que, sin dejar de ser permeable a lo que me rodea, saber elegir no obstante, y distanciarme con criterio de aquello que sé que me intoxica, para que el resultado sea lo más puro, auténtico y único posible. Creo por pulsión, pongo todo mi corazón, me entrego a vida o muerte, con sangre sudor y lágrimas.... y dejo que mi intuición sea la que vaya descubriendo qué hay de valioso en aquello que está surgiendo, para ir modulando y saber parar o modular, cuando, por agotamiento, ya no sale nada que se pueda aprovechar.
Suele realizar ferias, voy probando y variando, no tengo ninguna que haga de manera regular. En la temporada de verano es cuando más participa, aunque por lo cansado que es estoy buscando para el próximo verano una de larga duración.
Dharma Devotion le está permitiendo, en primer lugar, encontrarse a si misma al poder desarrollar cada vez más plenamente su cualidad creativa, esencialmente femenina. Además, al poder expresar
el sentido trascendente que hay detrás de las piezas
que realiza e impregnarlas de esa energía
llena de luz y vibraciones positivas,
está pudiendo
acercarse
a las personas, especialmente a las mujeres,
para compartir con ellas más allá de las apariencias y de lo espacio-temporal, desde la esencia de mi experiencia de sanación
,
gracias a la cual llevo
ya más de ocho años y medio
transformando
mi manera de ser y de vivir la vida
Su intención es, sin perder su libertad y su esencia, dedicar cada vez más energía a la planificación para poder mantener este proyecto de manera sostenible. Para ello, el irme centrando cada vez más en las piezas de mayor calidad y durabilidad, como la plata, sobre todo, y el metal en general, me parece fundamental. Además de que tengo muchas ganas de sumergirme profundamente en ese ámbito creativo, que siento que apenas he rozado aún...
Paralelamente, ir ampliando su presencia en puntos de venta, así como en ferias más selectas y comenzar a aparecer en medios de comunicación, además de una consistente imagen en la red. Me gustaría ser capaz yo sola de todo ello, aunque quizás necesite ayuda para ello, aunque todavía no veo el momento de crecer... Todo se andará.
Además de en su web podemos encontrar los productos de Dharma Devotion en varios puntos de venta de la Comunidad de Madrid:
Herbolario Bee Natural (Colmenar del Arroyo), Tienda de regalos Samarkanda (Villaviciosa de Odón), Offerendus, Vinoteca del Castillo de la Coracera (San Martín de Valdeiglesias), entre otros.
Su pieza favorita es el brazalete Polaridad Sagrada. Me gusta porque es uno de los pocos diseños que he planificado en mi vida, y quizás eso quiera decir que debería trabajar más en esta línea. Fue uno de los trabajos de clase cuando estudié joyería en Granada, y por indicación del profesor, que dijo que si hacíamos doscientos bocetos, mejor que veinte, me lo trabajé mucho. Y me encanta el diseño resultante. Fue una pieza única calada en latón, cincelada y texturizada. Simboliza la unión de lo masculino y lo femenino, donde la parte masculina nutre a la femenina en una danza
sutil
y
armónica.
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