Barcelona, 1952. Ana Martí trabaja como cronista de sociedad en La Vanguardia. La muerte de Marina Sobrerroca, a la que Ana conoce por encontrársela en las reuniones que ella tiene cubrir, aparece asesinada en su casa. El periodista que normalmente cubre estas noticias está de baja y a Ana se le presenta la oportunidad de demostrar su valía como periodista. Tendrá que lidiar con el inspector encargado del caso, Isidro Casto, que no se lo pondrá fácil, y más tratándose de una mujer. Aunque, claro, lo que Castro no esperaba es que Ana, novata, joven y algo tímida, se involucre en la resolución de la muerte de Marina y llegue más lejos de lo que todos, incluso Ana, esperaban. Ana y su prima Beatriz, a la que pide ayuda como experta lingüista, se verán envueltas en una trama con altos cargos implicados y la vida de ambas correrá un grave peligro.
A Rosa Ribas ya la conocía de las novelas con la comisaria Cornelia Weber-Tejedor. Personaje e historias que me han gustado y entretenido.
En esta ocasión la novela está escrita junto a Sabine Hofmann y está ambientada en la Barcelona de los años 50. ¡Qué diferente era la vida en aquella época y máxime para las mujeres!
Con Ana me he sentido identificada desde el principio, aunque claro, a ella le tocó vivir una época muy diferente a la actual. Fin de una guerra, si tu familia no estaba en el bando ganador no lo tenías nada bien y además mujer y periodista. Admiro a Ana.
Además, la investigación que Ana va llevando de la muerte de Marina Sobrerroca va creciendo a medida que conocemos más datos y más incoherencias. Y cuando Ana pide ayuda a su prima Beatriz ya tenemos montada toda una historia detectivesca que nos atrapa hasta el final. Quizá el final haya sido rápido y beligerante con las protagonistas, ¿demasiada suerte? Bueno, a veces, tampoco está mal.
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