Quizá, todo hubiera sido diferente si aquel día David no se hubiera compadecido de aquel pandillero y en contra de todas las normas del hospital no lo hubiera operado para salvarle la vida. Quizá si hubiera llegado antes a casa, su hija, Julia, no estaría en manos de un loco que ahora le chantajea para que la operación más importante de su vida finalice con la muerte del paciente. Quizá las cosas serían diferentes si él estuviera más tiempo en casa. Pero las cosas son como son y él tiene 63 horas para decidir entre su hija y la persona más influyente del mundo.
Trepidante, así es El Paciente. Sin tiempo para respirar ni descansar, El Paciente empieza fuerte. David Evans, un reconocido neurocirujano, se enfrente a perder a su hija si no sigue las descabelladas instrucciones del señor White. Pero es que, además, David está solo, Rachel ya no está. Su hija solo le tiene a él y él solo la tiene a ella. ¿Qué haría un padre por su hija? ¿Matar? ¿Asesinar?
El Paciente es una carrera y una lucha contra todos los principios y moral que uno considera que tiene muy seguros y bajo control. Como lectores, es inevitable ponerse en la piel de David, ¿qué haríamos en su situación? ¿Seríamos capaces de llevar a cabo lo que nos piden por salvar a esa persona que tanto queremos? El Paciente pone patas arriba todo lo que somos y todo en lo que siempre habíamos creído.
De lectura fácil y rápida, no puedes dejar de leer, además la historia transcurre en unos días, unas horas, que se hacen eternas y a la vez pasan muy rápidas.
¿Qué harías tú en la situación de David?
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