Harry Bosh está un poco atascado con su actual caso, una muerte para la que no encuentra pistas ni datos. El día de nochebuena es el detective de guardia y así se entera de la muerte de Carl Moore, un compañero del departamento de narcóticos. Es curioso, porque hacía unas semanas se había entrevistado con él para ver si podía proporcionarle ayuda con su caso. Todo parece indicar que se ha suicidado. Pero Teresa, la forense que le aplica la autopsia, tiene sus dudas, un golpe en la cabeza parece previo al disparo. Harry no necesita más para comenzar a investigar a pesar de la oposición de sus superiores.
Hielo negro es el segundo caso de Harry Bosh. Me estoy aficionando a seguir las aventuras y desventuras de este detective solitario. Me atrapan.
Sobre él, Harry, vamos descubriendo pequeñas cosas en cada historia, poco a poco. Para el lector es tímido y reservado, pero constante y concienzudo en su trabajo. Quizá por eso me gusta.
No deja a medias nada de lo que empieza, sean cuál sean las consecuencias. Intenta ser justo, pese a quién le pese. Y antepone sus convicciones aunque eso le acarree algún que otro mal trago.
Como pega, pues que este segundo caso se parece, en la forma, al primero, con lo que, en el subconsciente, sabes cuál va a ser el desenlace.
Seguiré leyendo más casos de Harry, aunque, ahora, me tomo un descanso.
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