24 edición Premios Goya

Un año más en el Palacio de Congresos de Madrid se dieron cita la crème de la crème del cine español. ¿El objetivo? La fiesta del cine español, es decir, hacer balance de lo que ha pasado por nuestras salas durante el 2009 y repartir premios.

Esta gala ha sido un punto de ruptura en muchos aspectos. La gala ha sido correcta, sin grandes aspavimentos. Al presentarla un hombre, nos hemos ahorrado el sufrimiento del vestuario femenino. Si que es verdad que, hacia la mitad, la gala perdía interés y fuelle, pero es que, por otra parte es normal, porque... ¿son acaso los actores presentadores? Pues no. Presentar premios y recogerlos no es como estar detrás de una cámara actuando. La tele es otro medio que exige otras cosas.

Alex de la Iglesia, como presidente de la Academia, ha cambiado el discurso. Mucho más crítico, más directo y conciliándose con el público, que al final, somos los verdaderos protagonistas de todo esto. Adiós al discurso tremendista para lamerse las heridas. Humildad, agradecimiento, ilusión y orgullo. Y contentos, estamos contentos. Era importante cambiar el chip y este ha sido un primer paso.

Bueno, realmente, ayer se dieron dos, y es la vuelta de Pedro Almodovar a la gran familia del cine español. Otra cosa que había que arreglar y Alex lo ha hecho. A punto estuvo Pedro de que nos olvidásemos de que aún faltaba el premio más importante, el de mejor película, pero da igual, era su momento.

Como el momento de Celda 211, merecidísima ganadora. Española y de la terruña, que siempre emociona más. No esperaba que a Marta Etura le dieran el Goya como mejor actriz de reparto. Creo que Verónica Sánchez en Gordos está mucho mejor, con un papel que da para ver un poquito más que el de Marta.

No entendí ni entiendo la nominación y el Goya a mejor actriz revelación para Soledad Villamil por El secreto de sus ojos. Soledad está por encima de todo esto y creo que tanto Blanca, Leticia o Nausicaa hubieran sido correctas merecedoras de este premio. Tuvieron que aguantar la decepción.

Justito el premio al mejor guión original para Ágora, muy justito y pillado con alfileres. Reconocimiento merecido a Raúl Arévalo por su personaje en Gordos. Este chico cómo ha ido progresando.

Entrañable momento la entrega del Goya honorífico a Antonio Mercero. Gran currante del cine español. No sabía nada de su enfermedad y me entristeció la noticia. Pero ahí está su trabajo y los que hemos crecido con sus películas y series para siempre recordarlo.

Me enorgullece decir que este año había visto todos los cortos de ficción nominados y la mitad de los de animación. ¡Viva el género del cortometraje!

Ni que decir tiene que una gala de los Goya es mucho más amena si la acompañamos de un ordenador, twitter y facebook ;) Sobre todo para comentar los aciertos o infortunios en las elecciones de vestuario de nuestras actrices. Otro año flojito, la verdad.

Me quedo con Marta Etura y su Oscar de la Renta en color rojo, aunque le falló el peinado. Silvia Abascal y su Elie Saab de corte imperio y clásico, así se acierta, pero ya muy visto. Maribel Verdú muy elegante de negro en su Nina Ricci pero de negro. Leticia Dolera de Cortana y de rojo, pero el palabra de honor no le favorecía. Manuela Velasco de Dior y de otro color, por fin, pero arrugada. Cayetana Guillén Cuervo de Oscar de la Renta, precioso el vestido, pero más negro. Idem Goya Toledo, negro y Elie Saab, segura pero más de lo mismo.

Belén Rueda con tropecientos años de más encima con ese peinado y maquillaje. Paz Vega, mal también el peinado. Natalia Verbeke tampoco me ha gustado, demasiado brillo. Ni Pilar Castro ni Verónica Sánchez de corto cortísimo. Lola Dueñas con su Alberta Ferretti, pues tampoco me llegó. A Emma Suarez el palabra de honor no le favorecía. Y Penélope parecía una señora de algún grupo de esos de facebook tan famosos últimamente. De todas formas, es a lo que nos tiene acostumbrados en lo que a alfombras se refiere. Mejor en vaqueros.

No tenía ni idea del concurso que la academia había organizado para que un mortal de la calle pudiera entregar un Goya. Sí, uno de esos premios en los que todos aprovechamos para ir al baño y a retocar el maquillaje, pero un Goya. Para el próximo año, ¡me apunto!

Para terminar, dar las gracias a la academia y a televisión española por retransmitir la gala en directo y sin cortes. Así no pasó como el año pasado, que a una hora antes del fin de la retransmisión televisiva ya conocíamos todos los premios.

Como decíamos un año de punto de inflexión que esperemos que se mantenga.