La abstracción del paisaje. Del romanticismo nórdico al expresionismo abstracto. Este es el título de la exposición que puede verse en la Fundación Juan March hasta el 13 de enero de 2008.
124 obras procedentes de una veintena de museos europeos y americanos y de algunas colecciones particulares, nos conducen desde el paisajismo romántico del norte de Europa hasta el abstracismo moderno europeo y norteamericano. La conexión pictórica, estética, e histórico-cultural entre ambos momentos, separados en la historia casi por dos siglos, queda demostrada.
Desde Caspar David Friedrich hasta Mark Rothko, pasando por Philip Otto Runge, J.C.C. Dahl, E. F. Oehme, Carl Gustav Carus, Vincent van Gogh, Piet Mondrian, Edvard Munch, Emil Nolde, Paul Klee, Vassily Kandinsky, entre otros.
Una excelente exposición a la que se puede sacar todos su jugo si asistís a las visitas guiadas gratuitas que organiza la Fundación. Ese fue mi caso y he de decir que todo iba estupendamente hasta que alguien, bastante insensible hacia los asistentes y el guía, comenzó a molestarnos. Situación inaudita porque dicha persona pertenecía a la propia Fundación Juan March.
El grupo de asistentes excedía el límite marcado de 15 personas. Viernes por la tarde, Madrid, exposición interesante, normal. Esta persona, cuando estábamos disfrutando de las explicaciones sobre los cuadros paisajísticos de Friedrich, su romanticismo, su divinidad, su humanidad, ... interrumpe la explicación para invitarnos a los que no tenemos pegatina a no continuar la visita por razones de seguridad. Vale, sí, somos más de 15, pero no hacemos ruido, estamos tranquilos, no parecemos violentos y tenemos interés. ¿Qué hay de malo? Además, el acceso a la exposición no se restringe en función del número de visitantes que hay dentro. Al menos a mí me dejaron pasar. ¿Por qué no puedo escuchar aunque haga el número 20? Y no sólo una, sino otra vez volvió a molestar con su advertencia pasados unos minutos.
Los que no teníamos pegatinas, dimos unos pasos hacia atrás y escuchábamos desde nuestro aislamiento forzoso. A una distancia de medio metro de los 15 ya no formo parte de un grupo que atenta a las medidas de seguridad...
En fin, perdonadme por este desahogo, pero es que la exposición y la explicación estaban siendo tan sublimes que fue como caer del cielo al infierno en 0,2 segundos. La mayoría de los que allí estábamos queríamos disfrutar de la visita. Y no pudimos hacerlo 100%. Además, algunos de los que la veían por su cuenta, hablaban alto y molestaban a los que queríamos escuchar, pero a ellos, no se les llamó la atención.
Quiero dejar claro que esto fue una acción de una de las personas que estaban cuidando la exposición. Una. Pero me supo mal.
124 obras procedentes de una veintena de museos europeos y americanos y de algunas colecciones particulares, nos conducen desde el paisajismo romántico del norte de Europa hasta el abstracismo moderno europeo y norteamericano. La conexión pictórica, estética, e histórico-cultural entre ambos momentos, separados en la historia casi por dos siglos, queda demostrada.
Desde Caspar David Friedrich hasta Mark Rothko, pasando por Philip Otto Runge, J.C.C. Dahl, E. F. Oehme, Carl Gustav Carus, Vincent van Gogh, Piet Mondrian, Edvard Munch, Emil Nolde, Paul Klee, Vassily Kandinsky, entre otros.
Una excelente exposición a la que se puede sacar todos su jugo si asistís a las visitas guiadas gratuitas que organiza la Fundación. Ese fue mi caso y he de decir que todo iba estupendamente hasta que alguien, bastante insensible hacia los asistentes y el guía, comenzó a molestarnos. Situación inaudita porque dicha persona pertenecía a la propia Fundación Juan March.
El grupo de asistentes excedía el límite marcado de 15 personas. Viernes por la tarde, Madrid, exposición interesante, normal. Esta persona, cuando estábamos disfrutando de las explicaciones sobre los cuadros paisajísticos de Friedrich, su romanticismo, su divinidad, su humanidad, ... interrumpe la explicación para invitarnos a los que no tenemos pegatina a no continuar la visita por razones de seguridad. Vale, sí, somos más de 15, pero no hacemos ruido, estamos tranquilos, no parecemos violentos y tenemos interés. ¿Qué hay de malo? Además, el acceso a la exposición no se restringe en función del número de visitantes que hay dentro. Al menos a mí me dejaron pasar. ¿Por qué no puedo escuchar aunque haga el número 20? Y no sólo una, sino otra vez volvió a molestar con su advertencia pasados unos minutos.
Los que no teníamos pegatinas, dimos unos pasos hacia atrás y escuchábamos desde nuestro aislamiento forzoso. A una distancia de medio metro de los 15 ya no formo parte de un grupo que atenta a las medidas de seguridad...
En fin, perdonadme por este desahogo, pero es que la exposición y la explicación estaban siendo tan sublimes que fue como caer del cielo al infierno en 0,2 segundos. La mayoría de los que allí estábamos queríamos disfrutar de la visita. Y no pudimos hacerlo 100%. Además, algunos de los que la veían por su cuenta, hablaban alto y molestaban a los que queríamos escuchar, pero a ellos, no se les llamó la atención.
Quiero dejar claro que esto fue una acción de una de las personas que estaban cuidando la exposición. Una. Pero me supo mal.
Chica, qué privilegio, ver una exposición así!
ResponderEliminarDesde luego lo que cuentas es inaudito. Me recuerda su actuación a los dependientes del Corte Inglés cuando quieres que alguien te atienda nunca están y cuando quieres "fisgar" aparecen como moscas.
ResponderEliminarSi el grupo atendía bien las explicaciones y no hacíais un ruido ¡cuánto mejor hubiera estado calladito!y dejar que disfrutáris,pero hay gente que sólo disfruta mandando, en fin, dan pena pues éstos ni comen ni dejan comer.
Tiene muy buena pinta... Me gusta la Fundación Juan March aunque este incidente que comentas sea reprochable... porqué hacen estas cosas? Nunca lograré entender la falta de educación y tacto... No sé si llegaré a tiempo.. qué pocos días quedan para que acabe.
ResponderEliminarGracias Bea por enseñarla. Se me habría pasado seguro.
Espero que las Navidades hayan sido buenas para tí.
Besitos.