El tiempo de los emperadores extraños

Estamos en Leningrado. En el invierno de 1943, II Guerra Mundial. Con los españoles de la División Azul. Cuarenta grados bajo cero. Un soldado aparece muerto en extrañas circunstancias y no precisamente por el arma de un soviético. Aquello parece un asesinato.

Arturo Andrade, un soldado raso, es llamado por la plana mayor para que se haga cargo de la investigación. No todos parecen satisfechos con la decisión tomada: ¿quién es este Andrade? ¿Por qué tienen que confiar en él? ¿Qué hay en su pasado que interrumpió su carrera de ascenso en los mandos? Junto a él, el sargento Espinosa, leal y fiel.

¿Qué ha querido decir el asesino con la frase Mira que te mira Dios? ¿Qué pasión u odio le ha llevado a cometer este brutal asesinato? Arturo empieza a tirar del hilo y junto a él vamos descubriendo que no todo es lo que parece y que hay demasiados cabos sueltos. Mientras, el reinado de los emperadores extraños se va abriendo camino.

La novela de Ignacio del Valle mantiene la intriga de principio a fin. Tiene algún que otro altibajo pero consigue recuperarse a tiempo. Además de entretener, nos acerca los sentimientos de los españoles que lucharon junto a los alemanes en tierras rusas. Sus inquietudes, sus dificultades y su pérdida de humanidad, que les convirtió, en muchos casos, en hombres despiadados. Debió de ser complicado no volverse loco en aquellas tierras, tan lejos de España y con temperaturas tan bajas.

Respecto a las temperaturas, ha sido curioso leerlo tomando el sol en la piscina. No podía imaginarme lo que era sentir el frío ni de cero grados, ni mucho menos de treinta, cuarenta bajo cero.

Una interesante trama, mezcla de historia y de ficción.