Este miércoles el
Museo del Traje invitó a
Roberto Verino en sus ya tradicionales encuentros con diseñadores.
Acompañando a
Roberto Verino en la mesa,
Mara Canela Fraile del Departamento de Difusión del
Museo del Traje,
Pedro Mansilla, sociólogo y periodista, y
Charo Izquierdo, directora de la revista
Yo Dona.
Comienza Pedro hablando de Roberto y de lo que implica ser diseñador.
Un diseñador tiene que ser artista y empresario. Y
Roberto Verino está en el
centro de estos dos extremos. Aunque le gusta más
ser artista. A
Roberto Verino le encanta dibujar, tocar los tejidos, comprarlos, ver la fábrica donde se van a realizar sus productos… Lo que se llama
entrar en materia. Sin esto se moriría, sentencia
Pedro.En España con ser un artista y ser bueno no es suficiente. No se abre el paraguas. No aparece nadie que se interese por lo que haces. En la mayoría de los casos se busca
financiación familiar. Muchos diseñadores que crees que al año siguiente estarán desfilando en Nueva York, echan el cierre y empiezan a servir copas. Tampoco sirve de mucho que te den premios como la
T de Telva o la
Aguja de Oro.
¿Qué hacen entonces los diseñadores?, nos interroga
Pedro.
Algunos se deprimen. Otros trampean y otros consiguen un buen director de empresa. ¿Qué hace Roberto Verino cuando decide quedarse, no solo en España, sino en su pueblo a cuatro horas de Madrid? Paciencia. Esto es lo que hay. Decide
hacerse empresario de sí mismo. No hay más remedio. Sino todo este invento no tiene sentido. Y además se va a
hacer empresario de sí mismo tres veces. Todo por las
leyes de la moda que cambian cada diez años. Cuando
Roberto Verino se da cuenta de que tiene que ser empresario de sí mismo en España, resulta que
además tienes que fabricar. Esto implica un seguimiento de las telas, hacer los patrones y fabricar. Controlar todo el proceso de fabricación para conseguir una colección. Con eso se vendía a las tiendas lo que habían elegido por muestrario en el
hotel Savoy. ¡Qué tiempos!
Roberto Verino es el diseñador
más querido por la empresa española. Cada 6 meses mantiene un interés difícil de alcanzar.
Ahora es necesario que el producto se venda bien en el mercado internacional. Y otro
quebradero de cabeza son las tiendas multimarca. Pero con los puntos de venta conseguidos en el
Corte Inglés y las tiendas propiedad de la empresa, se puede decir que
Roberto Verino ha pasado su tercer examen.
Pedro Mansilla termina diciendo que
la persona es superior al personaje.Charo Izquierdo quiere empezar por algo que le moleste en lugar de por tantas alabanzas.
Yo tengo lío con tu nombre, dice. Siempre te llamaba
Manuel hasta que empecé a ver que todo el mundo te llamaba
Roberto. Y luego ya me daba corte llamarte
Manuel. La gente iba a pensar que no sabía cómo se llamaba
Roberto Verino.La verdad es que no lo conozco bien, continúa
Charo, entre otras cosas
porque es gallego. Pero lo que sí está claro es que ha conseguido
mantenerse fiel así mismo. Habla siempre con el corazón abierto, como un amigo de la infancia. Es un diseñador que siempre está ahí. Y ha demostrado que
hay vida después del trabajo dándose a la bebida, bueno, al vino. Sonríe
Roberto. Ya felicitaba la navidad con una botellita de orujo para la quemaida, cuenta
Charo, así que no es de extrañar. El vino es un juego, un coqueteo para demostrar que se pueden hacer más cosas.
Y después de todo esto, defiéndete, le increpa
Charo a
Roberto.Me gusta vivir, responde
Roberto. El vino sirve para seducir igual que la moda. Y a mí me gusta seducir. Quiero ser auténtico y comprometido con el público. Y es lo que he intentado en estos
25 años dedicado a la moda. Creo que
Madrid es el futuro. Hay energía para que sea posible. La ciudad es todo un hervidero de posibilidades.
Es verdad, le corta
Charo, este año
celebra sus bodas de plata en la creación. En
1982 sale su primera colección de prêt-à-porter; en
1987 fue el primero en apostar por tener un corner en el
Corte Inglés cuando solo llevaba tres colecciones en
Pasarela Cibeles. Fue de los primeros que demostró que no se podía construir la casa por el tejado. Trabajo, trabajo y trabajo. Primero una tienda en Madrid y luego ya vendrán el resto.
Nunca creyó que el diseño bastara. Vio la moda como un negocio.
Háblanos de la influencia de las mujeres de tu familia, le conmina
Charo. Pues sí,
las mujeres de mi familia y también mi padre han tenido una influencia muy positiva en mí. Mi abuela con 98 años se ilusionaba con todo lo que hacía como si fuera una chica de 20 años.
Mi padre también tenía esa energía. Murió hace unos meses y era capaz de sonreír después de sufrir una crisis respiratoria.
De esta ya me he librado, decía. Mi madre también tenía mucha fuerza. El mérito de la empresa, comenta,
se lo debo a mi familia: a mis padres y a mis hermanos. He tenido mucho apoyo para sobreponerme a todas las adversidades.
Roberto Verino siempre ha ido
piano, piano, dice
Charo. Cuando los periodistas le preguntaban,
¿por qué no haces bolsos?, él decía, primero tengo que afianzar lo que tengo. Efectivamente después vinieron
los bolsos, las gafas, la cerámica. Y cuando las mujeres habíamos caído rendidas a sus pies, se le preguntaba,
¿por qué no haces hombre?, y él
respondía, primero tengo que afianzar la ropa de mujer y luego ya llegará el hombre. Y así ha sido.
¿Para quién te gusta diseñar más, para el hombre o para la mujer?, le pregunta
Charo.
Me gustan las mujeres y disfrutan más de la moda.
Me siento muy respaldadas por ellas, contesta
Roberto.
Charo continúa diciendo que
si no fuera gallego sería catalán por su sentido común que no tiene que ver con estancarse.
Roberto Verino siempre ha sido muy valiente:
corners, abrir showrooms, abandonar la pasarela… Abandonada pero no dejada, puntualiza
Charo, seguramente para
dar el salto a Nueva York.Tiene una gran capacidad de trabajo y siempre con una gran sonrisa.
Sabe dar a las cosas la importancia justa. Se trabaja mucho con él pero nunca ha faltado un buen vino al final de la jornada, dicen los que están a su lado.
Roberto Verino contesta. El
sentido común, pues sí, es una característica de mi persona porque estoy cansado de pegarme con muchos proyectos.
¿Por qué no hay empresas de moda en España? Porque no son rentables, sentencia
Roberto. Hagamos que esto cambie.
Ya está cambiando porque hay empresas que no es que sean rentables, son rentabilísimas. Y esta es la única manera de conseguir respaldos financieros.
Hay que convencer, que no imponer, a un mercado para ser rentable. Convencer, primero seduciendo, y creando satisfacción en ese consumidor para que me prefiera a mí frente a otro diseñador.
Soy optimista. Esto también lo he heredado de mi familia. Mi padre era muy optimista.
Me gusta competir y ganar. Subir al podio.
Del 3 para abajo, me da algo, comenta entre risas.
Pero hay que ir despacio. Lo importante es conseguir que las cosas se realicen aunque sea en más tiempo. Es mejor fijarse
objetivos alcanzables, que no que sean imposibles. Considero que esto es lo normal, que todos deberíamos actuar con este principio. Mi objetivo, que todos fuéramos felices todos los días y así se generaría más energía positiva. Por eso intento no disfrazar a las mujeres; para que se sientan bien y que disfruten con la moda.
La búsqueda de la excelencia no acaba nunca, pero es lo que te permite seguir mejorando.
Charo vuelve a tomar la palabra. Después de escucharlo no es de extrañar que a Roberto le quiera todo el mundo. Se nota en los encuentros de moda que se organizan en
Yo Dona, comenta. En los que participa
Roberto, sus compañeros le miran y esperan a que él hable primero. Y los periodistas también te quieren mucho.
Roberto se ríe. Sí,
los periodistas me han mimado mucho. No te fíes, le dice
Charo.
Roberto prosigue. Si antes he hablado del apoyo de mi familia en mi proyecto, también tengo que decir que
he conseguido colaboradores muy eficaces. Y si están conmigo desde entonces es porque ha habido magia, química, digo yo.
Las prisas le dan miedo.
Para que el mercado te valore hay que ser auténtico. Mejor pocos muchos que muchos pocos.Charo comenta.
Cuando trabajas transmites mucha tranquilidad. Cameron, uno de los modelos que ha trabajado con
Roberto Verino, dice que siempre estás muy relajado y que dispones de tiempo para hablar con los modelos.
Macarena, una de sus colaboradoras, dice que cuando confía en alguien le da total libertad.
Roberto dice que es importante rodearte de buenos profesionales y dejarlos trabajar.
Ellos se lo han ganado a pulso.Charo pregunta. Una de sus grandes cualidades es la humanidad.
¿Quién manda más el hombre o el profesional? Pues teniendo en cuenta que detrás de mí hay
500 personas, todas ellas con una nómina, responde
Roberto, uno tiene que ser
muy profesional. La parte humana está ahí pero hay que actuar con rigor. Pero esto no quiere decir que las dos partes tengan que estar reñidas.
Soy una persona sencilla que le gusta disfrutar de las pequeñas cosas. Y buscar en ellas aquello que nos pueda convertir en mejores personas. Generaríamos un mejor entorno y habría menos crispaciones.
El marco de nuestro trabajo es complejo. Sino hubiera pasión en lo que hago, sería difícil dedicar
tanto tiempo, tantos sacrificios.En el vino y en la moda hay puntos comunes ya que hablamos de disfrutar.
No me cuesta esfuerzo extra trabajar.
Es una fortuna tener un trabajo que puede hacerte feliz. Me considero muy afortunado de haber encontrado este trabajo que me apasiona.
Pedro le hace una pregunta que está en la mente de muchos.
¿Por qué no hay desfiles Roberto Verino? Por
la imposibilidad de compatibilizar el esfuerzo que se necesita para abrirse al mercado internacional y el esfuerzo de hacer una colección. Los desfiles, en muchas ocasiones, le han distanciado del consumidor. Conseguir cerrar telediarios, salir en la portada de los periódicos, es muy complicado y te obliga a usar más transparencias, hacer más ostensible el pecho. Y esto te aleja de muchas mujeres.
En tres años sin hacer desfiles se ha conseguido cambiar el diseño de las tiendas y atender al mercado internacional. Aún no en Nueva York porque han salido muchas oportunidades para
abrir tiendas en México y Oriente Medio.Pedro pregunta.
¿Y ahora por qué volverías? Roberto responde. La prensa americana exige tener puntos de venta y hasta que esto no está, no hablan de uno. Luego hay que conseguir patrocinador, etc. Y ahí estamos.
Las personas apasionadas en su trabajo, obsesivamente apasionadas, comenta
Pedro, suelen ser personas que se desilusionan.
No estás, al mismo tiempo que ilusionado, ¿desilusionado con la moda? Todos los que están en nuestro mundo, dice
Roberto, son conscientes de
la complejidad del mismo.
Hay altibajos pero duran poco. Duermo bien y con profundidad. Cada mañana me levanto con las pilas cargadas y con ilusión.
Hubo momentos malos que no me gustaría que no se repitiesen, pero pesan más los buenos.Los numerólogos dicen que cada
5 años se han producido
cambios importantes para mí: en
1982, la primera colección; en
1987, el corner en el
Corte Inglés ; en
1992 las primeras tiendas en España y la primera licencia para perfume y en
1997 la colección de hombre. Al sumar los periodos dan
10 y quiero creer que ese 10 es un
10 para mí. Y este año también va a ser importante.
Llegamos al turno de preguntas. Comienza
Charo. ¿Cómo es la participación de un diseñador en la creación de una fragancia? Bueno, comienza
Roberto, yo te puedo hablar de la mía.
Me implico mucho en el proceso de creación. Luego un experto perfumista realiza
varias propuestas, todas ellas intentando reflejar lo que se quiere transmitir. Se hacen pruebas con los que tienen buenas narices,
los narices, para ver cuál es la fragancia que mejor se ajusta a lo que se quiere. También hay que tener en cuenta
el frasco, envoltorio, el nombre…Pedro comenta que en el
Museo del Traje se celebrará una exposición con motivo de
los 25 años en la moda.
¿Qué vamos a poder ver? Pues será una
retrospectiva desde el año 1982. Se expondrán vestidos seleccionados de las distintas temporadas, también habrá fotografías de pasarelas y de todo lo que haya ido ocurriendo y que pueda ser interesante.
Pedro reflexiona:
Sin ZARA la moda iría mejor. No lo comparto, dice
Roberto. Ha conseguido que profesionalmente nos tengamos que aplicar mucho. Gracias a
ZARA en el extranjero la moda española es conocida.
ZARA ha conseguido que se mire a España. Mi reto es
alcanzar a un público que ya no se conforme con ZARA.
¿Qué les envidio? Ellos tienen más tiendas y mejor situadas pero nosotros vamos creciendo.
ZARA ha roto con lo que conocíamos por colecciones. Cambian cada semana, reponen el producto de más éxito cada 15 días. Venden aunque esté mal hecho. Les funciona la cultura de usar y tirar.
ZARA nos pone las pilas y eso no es malo.¿Qué elementos nuevos te ha aportado la apertura al mercado internacional? Bueno,
la línea se ha consolidado. No se hacen propuestas para cada país. Aunque en
Oriente Medio hay que aprender ciertas costumbres.
Se hace una propuesta que intenta convencer allí donde se ofrece el producto. Desde luego que resulta más fácil vender un abrigo en Oviedo que en Sevilla, pero eso no quiere decir que la gente de Sevilla no viaje, por ejemplo, y necesite abrigo.
Uno de los problemas de la moda española ha sido la distribución. Al entrar en ella se ha podido reducir el porcentaje del distribuidor. Nos hemos desecho del precio de la tienda multimarca y se puede ofrecer
mejor precio.Los jóvenes son lo que más me interesan. Me comprometo a hacer una moda para ellos. Dar una solución a los desfiles y ofrecer, de acuerdo a su perfil, otro tipo de moda:
más barata, más arriesgada.Mis principios se basan en un concepto de sencillez y de temporalidad. Que la ropa no pase de moda y que siente bien.
Respecto a qué le influencia para diseñar las colecciones,
Roberto nos cuenta que
tu pasado histórico te marca y nunca partes de un folio en blanco. Partes de unas propuestas que ya han sido aceptadas y cada temporada tratas de
añadir elementos nuevos que te diferencien y que seduzcan, pero manteniendo tu estilo.
No hay una fórmula mágica. La inspiración viene de lo que te emociona: un viaje, una película, estar con gente llena de vida.
Es un trabajo que se autoalimenta.Para finalizar,
Pedro le pregunta por sus
maestros sentimentales. Coco Chanel, responde
Roberto, siempre me ha impresionado por lo que hizo.
Balenciaga por la maestría en sus líneas. Y por
Giorgio Armani siento una gran admiración. Ha cambiado bastante la forma de vestir de este último siglo. Ha conseguido que la mujer se sienta guapa respondiendo a unos nuevos roles y a su incorporación a trabajos similares a los de los hombres.
La última frase de
Roberto fue:
El que tiene la última palabra es el que tiene la VISA en la mano. Muchas gracias.