Una impresionante representación en la que se mezclaban los personajes sobre el escenario con imágenes grabadas, voces en off, música.
Una puesta en escena novedosa y envolvente, porque Gregor podemos ser cualquiera de nosotros. Quién no se ha sentido en algún momento diferente, extraño en esta sociedad, excluído de ella. Quién no ha sentido esta transformación y un creciente abandono por parte de sus amigos, de su familia, cuando ese sufrimiento no aporta nada y se convierte en algo molesto.
Hasta el 29 de octubre en el Teatro María Guerrero.
El domingo por la mañana visita obligada al Museo del Traje para asistir a la charla del Modelo el mes: el sombrero cloche.
Quién no recuerda a las mujeres de los años 20 bailando charlestón con esos sombreros en forma de campana, o con los turbantes con plumas.
Y es que después de la Primera Guerra Mundial se produce un gran cambio en la moda. La mujer se incorpora al trabajo, se libera, se emancipa. Se corta el cabello a la garçonne y sus trajes se vuelven sencillos para poder ir a trabajar y caminar rápido.
No hay casi hombres con lo que el papel de esposa y madre queda relegado para soñar con ser actriz, bailarina o parecerse a ellas. La moda ya no la dicta la aristocracia sino las actrices de las películas de cine y los artistas, pintores, escritores, que buscan nuevas formas.
Los accesorios se convierten en una parte muy importante del vestir. Es la forma de llamar la atención, de conseguir que los pocos hombres que hay se fijen en la mujer: guantes largos, bolsos para la calle, sombreros, estolas de pelo, maquillaje más abudante y se puso de moda el estar morena.
La moda llega a todo el mundo de forma muy rápida: la industria textil avanza muy rápido y los tejidos se abaratan. Las mujeres de clases bajas tienen acceso a los patrones de los vestidos que lleva la clase alta gracias a la aparición de las primeras revistas de patronaje. Ellas mismas se hacen su propio traje Coco Chanel.
El sombrero cloche se impuso en los años 20. Era más sencillo, práctico y permitía libertad a la hora de caminar. El fieltro era el material más usado ya que era el que mejor se adaptaba a la horma. Para el verano, los cloches se hacían de paja. Sombreros que podían pintarse para un mejor resultado.
Si queréis descubrir el sombrero cloche y sumergiros en los años 20, los domingos de octubre tenéis una cita en el Museo del Traje a las 12:30.
Me encanta este tipo de sombreros, los encuentro super femeninos!!!! Que envidia que este todo en Madrid!! Yo quierooooo! me encanta tu blog, te lo habia dicho ya? je,je,je
ResponderEliminarEstupendo post! Me ha gustado mucho la diversidad de temas y el cambio de contexto tan integrado. Gracias x la sesuda información d los sombreros cloches. Requiere un poco d esfuerzo estar a las 12.30h los domingos en el Museo del Traje, pero luego merece la pena. Gracias x traernos la esencia d dichas charlas.
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